Se trata de un pot pourri, una mezcla de vivencias aderezadas y revisitadas, como trocitos de colores vistos a través de un caleidoscopio. Con las mismas partículas podemos formar diferentes figuras y eso es lo que estoy haciendo, agitar el caleidoscopio!
Os dejo con la lectura, si os apetece!
¡Yo soy de las que siempre ha
vivido con muchos principios y malos finales!
-1-
En aquel momento éramos felices! Los momentos mágicos nunca se anuncian,
ocurren sin más…dejando un recuerdo imborrable, un sabor dulce y reconfortante
como los primeros rayos de sol de la primavera que nos envolvían.
Nos habíamos reunido para celebrar el cumpleaños de nuestra
amiga. Con ese cumpleaños también se celebraba su nueva vida al lado de un
hombre desbordante de vitalidad. Su felicidad era contagiosa! La felicidad de
ambos! En el ambiente solo reinaba paz, las grandes carcajadas se hacían poderosas.
Nos mirábamos a los ojos y reíamos más y más fuerte, disfrutando el momento
como tan mal sabía hacerlo yo. La melancolía solía acompañarme a todas partes,
pero esta noche, sin motivo alguno o porque todas las condiciones se habían reunido,
éramos, era, inmensamente feliz!
Hace poco que había decidido enfocar mi vida bajo otros
prismas. Negándome a abandonar ciertos principios y convencida de tener la
verdad absoluta, la vida me había compensado con más dolor que calor. Ya era
hora de cambiar! Decidirlo no era sinónimo de éxito, no decidirlo sí era sinónimo
de fracaso.
La vida es lo que es! La compartimos con desconocidos que
llegan a ser familia, con familiares que llegan a ser desconocidos. Tenemos el
poder de decidir. Dentro de mis grandes verdades estaba la de no rechazar lo
que la vida te daba. El no, el descarte eran para mi grandes desprecios que no podía usar. Mi
facultad de adaptación era inmensa! El complacer a los demás también… a cambio
de mis frustración. El decir sí a todo tenía un precio que ya me negaba a pagar.
Todos teníamos nuestros dramas, la vida nunca es lo que aparenta pero a veces
te concede un respiro y hay que tener los ojos bien abiertos y la mente muy rápida
para capturarlo al vuelo y disfrutarlo.
Siempre me había dejado llevar… Como un cuerpo extraño
flotando en el mar infinito, golpeada una y otra vez contra las rocas sin jamás
alcanzar la orilla. Pero ahora había conseguido llegar y aunque la playa estaba
desierta, tenía la intención de quedarme! Más sola que nunca, un poco asustada,
desubicada, con algún rencor y algún que otro remordimiento, de poco servía echar
la vista atrás. El presente es el reflejo del pasado, si no estás dónde te gustaría
estar es que en algo te has equivocado.
Esta playa desierta era un lienzo dónde pintar, todo podía ser
nuevo pero mientras usara las mismas brochas el resultado volvería a ser alguno
de los ya vividos. O peor todavía… Las brochas estaban desgastadas, alguna más
que otra. La que solía dibujar esperanza se había roto y el celo que intentaba
sostenerla dejaba escaparse unas astillas que me herían a cada vez que la
intentaba usar. La más pequeña, esa que trazaba sonrisas parecía indestructible.
Nadie podía adivinar lo que se escondía detrás. Nadie hasta que él lo hizo y a
sabiendas de lo herida que estaba, no supo evitar llevarse otro trocito de mí.
El lo supo antes que yo! Me conoció en el peor momento de mi
vida y a la vez en el más intenso. Yo estaba enamorada, loca perdida, entregada
a la pasión hasta el punto de perder el apetito! El reloj de mi cuerpo
funcionaba con el tic tac de los segundos pasados entre cada llamada de teléfono,
entre cada ausencia suya. Víctor no era un hombre libre, pero cuando lo supe ya
era demasiado tarde, ya me había ganado, me había llevado a sentimientos de los
que no quieres volver…no había vuelta atrás. Ya llevaba un año consumida por
esa situación, poniéndome ultimátums para dejarlo sin jamás conseguirlo. No tenía
vida si no eran los momentos pasados con él. No quería escuchar la opinión de
nadie por eso el silencio me acompañaba. Javier entró a trabajar en mi empresa
poco antes de navidad. Los primeros contactos fueron anodinos, solo llevaba
unos pocos meses en Barcelona, se trasladaba de ciudad al ritmo de los destinos
que le daban a su mujer.
Era un
hombre un poco bruto, con esa franqueza que caracteriza la gente del Norte y
rasgos afilados como su mente. Enseguida se dio cuenta de que me pasaba los
días sin comer nada y cada medio día venía a buscarme a mi mesa para acompañarme
a comer. Perdida como estaba en mi dolor ese gesto me sabía a gloria, me devolvía
la fe en el ser humano y hacía imposible que pudiera resistirme. Poco a poco
una amistad se fue tejiendo, como si Javier hubiera adoptado un rol de hermano,
el de cuidarme, obligarme a salir proponiéndome todo tipo de actividades y abrazándome
fuerte en los días difíciles. Poco tardó en odiar a Víctor por el daño que me hacía.
Víctor por su parte sentía celos de esta nueva amistad. Cuando se cruzaban, las
miradas eran asesinas. El bien y el mal pensando de cada uno lo contrario! Javier
ocupada mis días y Víctor mis noches, así paso otro año más… Llegaron otras
navidades, otra cena de empresa. Víctor y yo ya nos habíamos hecho inseparables,
la sospecha de una relación entre nosotros planeaba en toda la oficina y aunque
fuera totalmente infundada, a veces se me había pasado por la cabeza ese
acercamiento pero siempre pensé que a él no.
Esa noche salimos después de cenar, yo solo quería beber y
olvidar, bailar y bailar. Toda la noche de la mano de Víctor y la presencia de
algunos compañeros fuimos de bar en bar, de discoteca en discoteca hasta que se
hizo de día. Eran las siete de la mañana cuando íbamos caminando de la mano en
dirección a la estación de Sants. Los
tacones me estaban matando después de toda una noche de fiesta pero el calor de
su mano me daba la fuerza de ignorarlos. No recuerdo bien de qué podíamos ir hablando, pero sí la dulce sensación
que me llenaba. De cruce en cruce nos fuimos separando de los demás, cada uno
en dirección a sus casas hasta quedarnos solos. Entonces me entró miedo…Ir de
la mano con él ya no me parecía tan natural, la incomodidad me invadía…Por
suerte ya estábamos llegando a la estación! Nos sentamos a tomar una café,
Javier era tan fuerte y yo tan débil. Me miró a los ojos y me dijo que en
cuanto me conoció vio toda la tristeza que llevaba por dentro y que siempre había
pensado que no podía haber nadie más triste que el…hasta conocerme a mí! Triste
él? Porque? Cuál era su tormento? Lo había tenido a mi lado un año entero pero
Javier no era de confesiones! Adoraba a su mujer, se les veía felices. Tenía
una gran familia con muchas anécdotas para contar, nunca vi tristeza en su
mirada, él era una roca. En sus rarezas le gustaba citar frases de los hermanos
Marx, en particular la de que nunca pertenecería a un club que aceptara como socio a alguien como él! Nunca dudé de la fachada que me
estaba enseñando desde mi tonta inocencia. Cuando nos despedimos me dio tiempo
a bajar la mirada antes de que intentara besarme. Por mucho que lo deseara, por
mucho que yo tuviese parte de responsabilidad en que ese momento llegara, no
pude evitar decepcionarme con el… Que yo no eran una santa ya lo sabía, pero me gustaba pensar que él sí
lo era!
Todo siguió igual, su mujer trabajaba la mayoría de los
fines de semana y Víctor solo estaba presente en mis noches lo cual no hacia
idear actividades juntos. Visitas a pueblos, caminatas en días soleados, tardes
de playa, comidas que él preparaba en su casa y que siempre terminaban con
Javier haciendo la siesta en un sofá y yo viendo una peli desde el otro! Nunca
pasó nada más allá de algún beso que me robaba en alguna despedida. Toda la
oficina seguía sospechando de una relación clandestina, teníamos un nivel de
intimidad que difícilmente se podía entender de otra manera pero yo quería poder
seguir mirando a su mujer a la cara sin tener nada que reprocharme. Y de no ser
así, se me habría notado!
Un poco antes del verano, Javier presentó su baja en la
empresa. Su mujer tenía nuevo destino, era una posibilidad que llevaba algún tiempo
barajándose. Yo esperaba que se dilatara en el tiempo pero el día llegó antes
de lo esperado… Faltaba poco para que Javier se fuera, unos pocos días, cuando
tuve una discusión muy fuerte con Víctor. Ese hombre me estaba llevando a la
locura y lo amaba igual que lo odiaba. A
la vez, también me odiaba a mí mismo por permitirlo. Ese día, fuera de mí, no
consiguiendo ya nada a base de palabras, la rabia me llevo a arrancarle un
bocado cuando con un abrazo Víctor intentaba calmarme. Totalmente descontrolada
terminé dándome un cabezazo contra la pared abriéndome una pequeña brecha en la
frente. Víctor, sobrepasado por la situación y como buen cobarde que era, se
fue. Poco después, al sonar el teléfono y segura de que era el me sorprendí al oír
a Javier preguntándome por los planes del fin de semana… Yo no paraba de
llorar, estábamos a sábado por la mañana y Javier sabía que Víctor volvería por
la noche y que le abriría la puerta. Me lo prohibió y tenía toda la razón pero
estando sola en mi casa nunca tendría la fuerza de hacerlo, entonces acepte
pasar el resto del fin de semana en casa de Víctor, que también sería su último
en Barcelona. Yo estaba aturdida, apenas había dormido, la cabeza me explotaba.
Javier se hizo cargo de todo como siempre, me abrazó, me consoló, me dejo
descansar y por la noche pedimos comida
china que devoramos tumbados en el sofá. Víctor no paraba de llamar hasta que
se cansó de que no le contestara. En ese momento no me importaba nada, necesitaba
dejar de pensar, necesitaba estar escondida, un tiempo muerto…
Javier me ofreció la habitación de invitados a la par que su
cama por si no quería estar sola…Y yo no quería estar sola… Estar sola era
volver a pensar en el infierno en el cual había convertido mi vida, al menos
abrazada a Javier me sentía reconfortada. No era fácil conciliar el sueño después
de tantos sobresaltos, di vueltas y vueltas hasta quedarme acurrucada envuelta
por sus brazos. Estaba tendida contra él, haciendo la cucharilla, cuando Javier
poso su mano sobre mi pecho…Mientras mi mente intentaba procesar lo que estaba
pasando mi pezón ya había reaccionado a esos dedos que jugueteaban con él. Por
unos segundos no pude moverme, sorprendida, atónita, se me acerco un poco más…
Su respiración en mi nuca, aparto mi pelo para rozarla… Sentí como crecía el
deseo en él e hizo que por fin me moviera y mi culo se pegara un poco más a él.
Era como un baile lento en el que el calor de dos cuerpos hace que prendan
fuego…Me di la vuelta y me cobré ese beso y otros tantos que me había estado
guardando. Ya no había manera de pararnos, nos dejamos llevar hasta que
rendidos de placer nos quedamos dormidos.
El día me despertó. Javier seguía durmiendo pero no tardó en
despertarse. Salió de la habitación en dirección a la ducha dejándome la imagen
de su cuerpo desnudo, fuerte y potente y la gran duda de qué debía hacer ahora!
La respuesta me la dio él, comportándose como si nada hubiese pasado, dejando
en la oscuridad lo que la noche no había dado.
El día de su partida nos despedimos como los grandes amigos
que habíamos sido. Él me dijo que no esperara noticias suyas, que empezaba de
nuevo en cada ciudad, que no se llevaba a nadie, que no mantenía el contacto. Él
era así! Mientras estaba te lo daba todo y cuando se iba….cuando se iba dejaba
un enorme vacío. Me dio un último abrazo pero en ese abrazo supe que él ya no
estaba. Ya se había ido…
Muy bueno, escribes genial!!!. Tienes que regalarnos con más historias. Besos
ResponderEliminarOstras Eve... me has dejado muerta... no sé si es autobiográfico o fruto de tu imaginación, pero en cualquiera de los dos casos me he quedado con ganas de más... segundo capítulo yaaaaaaa!!!!!
ResponderEliminarY volviste con Victor? Nunca supiste mas de Javier? Un besazo Eve.
ResponderEliminarhttp://www.solaanteelespejo.blogspot.com.es/
Nunca nadie supo nada más de Javier.
EliminarMe prometí con Víctor pero al final sus temores se convirtieron en realidad. El temía dejar una relación de años por mí porque la mujer con la que estaba se lo pasaba todo y él sabia que yo no lo haría. A los tres meses de vivir con el, lo dejé. Me estaba engañando a mí con ella! Entonces ella me llamo, le conté los tres años anteriores y lo dejo! Se quedó solo!
Nena!!! Y cómo nos dejabas sin este final apoteósico!!! Suerte que "Sola ante el espejo" ha preguntado... jajajajajajaja!!!!
EliminarEs que esta era la historia de Javier, no de Víctor del que prefiero no acordarme !!!
EliminarMuy bien...me ha enganchado! Yo también quiero leer más cosas tuyas.
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